martes, 14 de abril de 2015

ASPECTOS ECONOMICOS EN LA AGRICULTURA


Marisol Buitrón Cabezas.

Desde el punto de vista funcional, la agricultura se propone no solamente producir alimentos entre otros de sus productos de materia prima, sino producir en cantidad suficiente, de buena calidad y, a precios favorables para productor y consumidor; en este sentido la economía entra a jugar un papel muy importante emparentando con la visión futurista del agricultor.
A razón de crear satisfacción a las dos partes, se ha ido en busca de mejorar la producción en pos de la cantidad y los costos sin afectar la calidad y, en lo posible, mejorarla; lo cual ha conllevado a ciertas variaciones en las prácticas de esta cultura, viéndose consecuencias poco tardías que se reflejan en la degradación ambiental y daños en la salud humana; bien es cierto que no es mala la intervención de la ciencia es más, se ha logrado disminuir riesgos y amenazas en la alimentación humana, descubrir el aprovechamiento biológico de los mismos y la nutrición en si como ciencia; tras años de investigaciones; lo malo ha sido el abuso y mal enfoque de estos estudios. Tal es la mala orientación que a raíz de buscar un beneficio propio, lo cual tampoco es malo, insisto, malo es abusar; hoy en día existen formas y modelos económicos tras la situación que lejos de mantener la cultura del agro; proponen técnicas como el uso de productos fitosanitarios, transgénicos, monocultivo, entre otras, que provocan revoluciones en los suelos, ecosistemas y en la vida como tal. Al respecto hablemos de Monsanto que, lejos de ser un buen mediador de la producción agrícola, se ha planteado como un monopolio, pues bastante hemos escuchado respecto al tema de los transgénicos y su imposición en mercados extranjeros, no lejos de llegar a nuestro territorio como único proveedor de “bienes y servicios del agro”.

Volviendo al tema de la producción agrícola, debemos tener en cuenta que la responsabilidad es de quien explota en sentido del cuidado de las bases vitales naturales, y principalmente del consumidor final quien debe exigir productos sanos y seguros, aunque el desarrollo económico no nos permita diferenciar y reconocer los aspectos reales de la calidad.

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