Michael Erazo Castro
En medio del
paro agrario, algo muy común que se les oye a los agricultores es el alto
precio de algunos fertilizantes en nuestro país pues lo que se paga en Colombia por cada kilo de fertilizante
está 50% por encima de la cotización internacional. ¿Por qué sucede? ¿Quiénes
son los dueños de este negocio en el país? Al evaluar los datos de importación
de los tres insumos básicos para las diferentes marcas de fertilizantes del
mercado, urea, fosfato diamónico (DAP) y cloruro de potasio (KCl), el resultado
es que seis empresas controlan el 92% del mercado nacional.
Según el Ministerio de Agricultura, los tres productos son básicos para
la elaboración de fertilizantes, pero son importados. A partir de la mezcla de
urea, fosfato diamónico y cloruro de potasio, más otros aditivos, se producen
3.600 clases de fertilizantes en Colombia. A pesar de que un centenar de
empresas importaron los insumos básicos de los fertilizantes, entre las firmas
Monómeros Venezolanos, Ecofértil, Abocol S. A., Preciagro, Yara y Nutrición de
Plantas se concentró casi el 92% de la oferta nacional. Estas empresas
importaron 1,3 millones de toneladas por casi de $1,3 billones. De conformidad
con los balances financieros reportados a la Superintendencia de Sociedades,
entre las seis empresas sumaron ingresos operacionales por $1,2 billones. Sus
ganancias alcanzaron $9.000 millones.
Analizando un poco la situación podemos ver una clase de oligopolio
donde Las tendencias de importación de años anteriores siguen vigentes en 2013.
Por eso, las seis empresas que dominan el mercado definen el precio interno.
Sin embargo, al comparar los precios a nivel internacional y lo que tienen que
pagar los campesinos en Colombia por un kilo de fertilizantes, los costos
internos superan los del exterior entre el 30 y el 50%. Por ejemplo, en el caso del potasio,
el precio promedio internacional fue de $764, el interno llegó a los $1.223 por
kilo, una diferencia del 60%. El fosfato se pagó a $681 en el exterior y en el
país a $1.489. El sobrecosto alcanzó el 118%. Para los campesinos, estas
diferencias inciden mucho en la rentabilidad del campo, porque para abonar una
hectárea de tierra ellos tienen que invertir hasta el 30% del total de los
costos mínimos de producción de sus cultivos.
En el caso de la producción de arroz, algodón, papa y maíz blanco, por
ejemplo, los precios de los fertilizantes representan entre el 20 y el 30% de
sus costos. Por el lado del café, el cacao, la palma y la caña panelera, van
desde el 15 hasta el 30%. Razones suficientes para que los campesinos le
insistan al Gobierno para que ejerza un control directo sobre los precios de
los fertilizantes para evitar los referidos sobrecostos. Al comparar los
valores que deben pagar los agricultores colombianos frente a lo que cuestan en
el mundo, se nota una enorme diferencia. Desde la venta de los mayoristas en
las puertas de sus compañías ya existen sobrecostos. A veces alcanzan hasta el
30%. Cuando llegan al agricultor han aumentado casi el doble, donde se define
lo que hoy sucede como “una cadena de oligopolios importadores y
comercializadores”. Al agricultor le llegan productos recargados con
sobrecostos.
El precio de los fertilizantes en Colombia representa un factor
determinante para la pérdida de rentabilidad y competitividad en la agricultura
colombiana. Las autoridades creen que el asunto obedece más a costos como
fletes o transporte de los productos. Lo único claro es que urge un estudio
minucioso para establecer por qué los precios de los fertilizantes que llegan
al país son tan altos.
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