Lina Marcela Guerra
En el marco de la transición del sector de producción
agrícola en nuestro país y su larga lista de problemas, tenemos los precios
elevados de los agroinsumos; según los
agricultores colombianos el precio de
estos tiende a sostener altos niveles que no compensan con los ingresos que
reciben por la venta de sus cosechas. Esta diferencia entre costos e ingresos
tiende a restringir la productividad y competitividad de nuestros productores,
y es que se debe tener en cuenta que el valor de los agroinsumos pesa, como
mínimo treinta por ciento de la totalidad de la estructura de costos de los
productos tradicionales. En tal sentido, cultivos como la papa son ejemplo, cuya
mitad de costos totales tiene su origen en los agroinsumos, aunque el panorama
de los precios elevados de los insumos es a nivel internacional esto debido al
dominio de unas pocas empresas, que podríamos llamar competencia
monopolística. En Colombia se estima que
esta alrededor de 20 por ciento por encima del precio mundial esto sólo en el
primer eslabón de la cadena (conformado por seis empresas) y de ahí en adelante
se debe sumar el incremento en el resto de intermediarios hasta llegar a los
agricultores, como si fuera poco la difícil acceso a sector crediticio conlleva
a que los insumos adquiridos por ellos es financiado en una larga e ineficiente
cadena que conecta a los importadores o fabricantes con los campesinos.
Como es evidente en Colombia no existe una estructura de
mercado que permita la formación de precios nacionales de loa agroinsumos esto
también se debe a la dispersión de demanda una solución que plantea el
presidente de la bolsa mercantil Iván Darío Arroyave es la generación de
bloques concentradores de demanda para eliminar la sobre intermediación. El
camino integrador que propone es a partir de líneas de crédito asociativo de
fomento, en que los campesinos tengan recursos con destinación específica para
comprar agroinsumos de forma directa a los grandes fabricantes e importadores,
lo que se haría en mercados institucionales y regulados que prometería bajar
entre 15 y 29 por ciento del precio que paga hoy un agricultor colombiano.
Ahora bien, aunque esta sería una buena opción para mitigar
el problema bajo mi punto de vista como futura ingeniera agroindustrial
contextualizada con la problemática económica y sobre todo ambiental en nuestro
país, propongo empezar a desplazar los agroinsumos que en realidad son
productos químicos producidos por unas pocas empresas a nivel mundial, por
material orgánico (compost) procesado desde cada uno de los rellenos
sanitarios; que por cierto se han convertido en un problema, porque están a
reventar, así pues, estaríamos contribuyendo desde dos sentidos hacia la
problemática ambiental que nos aqueja en la actualidad ya que por un lado
estamos dejando de pagar precios muy altos por insumos que a la larga causaran
un impacto negativo en nuestra tierra, y por otro estamos haciendo disposición
eficiente de nuestros residuos.
Obviamente este será un proceso que debe ser trabajado
gradualmente desde cada uno de los sectores implicados pero vale la pena
empezar a contribuir con una cuestión que nos confiere y beneficia a todos.
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