miércoles, 15 de abril de 2015

¿Competencia o Monopolio?


Angie Paola Mosquera

En el mercado encontramos estructuras donde hay varios vendedores ofreciendo un mismo bien o servicio, pero también existen algunas donde solo hay un vendedor, esta estructura recibe el nombre de monopolio; el cual se ve favorecido cuando en el mercado no hay productos sustitutos que lo puedan llegar a reemplazar. Un monopolio puede darse desde la misma competencia cuando una empresa puede minimizar costos ofreciendo un producto de bajo precio y buena calidad, de tal manera que elimina otras empresas las cuales no pueden llegar a ofrecer el servicio con el mismo precio igualando la calidad; también están los monopolios que cobran un precio más alto y ofrecen un producto con menos calidad, que si se presentara en una situación de competencia.
En un monopolio los consumidores cuentan con la libertad de escoger si compran o no, pero esta libertad ya no está presente en el momento de elegir a quien comprar debido a que no se cuenta con una diversidad de ofertantes; el monopolio al no contar con competencia no tiene que lo estimule a innovar, a ofrecer excelencia o calidad en sus productos. Al tener una baja calidad y no contar con libertad de elección en algunos casos como el de servicios indispensables para el consumidor, este se ve obligado a comprarlo sin importar el precio o la calidad que le ofrezcan, cosa que no ocurriría si es un producto que solo tiene como función satisfacer un gusto, deseo o capricho.
El monopolio plantea un problema para el consumidor los cuales no son otros que pérdida de la libertad de elección, frecuentemente una baja en la calidad del producto o peores servicios y un aumento del precio, en este último caso el Estado puede intervenir forzando a una reducción del precio, llevándolo a un precio cercano al de una situación de competencia. Aunque no en todos los casos un monopolio es del todo malo, un ejemplo de ello es la existencia de un monopolio donde este ayuda a reducir los costos en la producción siendo un beneficio para el consumidor.

Realizando una comparación y pensando en el beneficio del consumidor en la mayoría de situaciones es más conveniente una estructura competitiva, ya que esta estimula la innovación, precios más bajos y una mejora en la calidad de los productos.

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