Zulieth
Marcela Paja.
La
agricultura en la economía colombiana ha jugado un papel importante, ya que de
esta manera se ha logrado abastecer las necesidades del mercado, sin embargo a
partir del 2015, así como aumentó el salario mínimo, también hubo un ascenso en
el precio de algunos productos de la canasta familiar, lo cual evidencio la
escasez de productos como el caso del arroz, esto ha traído consigo diferentes
reacciones, ya que el gobierno ha intentado controlar el precio a través de
políticas de precio mínimo, no obstante el costo de producir esta materia prima
cada día se eleva, puesto que el precio de los fertilizantes utilizados en la
siembra de este van en constante aumento, además los distribuidores son pocos
en Colombia, así mismo las semillas permitidas para la siembra son expedidas
por empresas las cuales les han realizado modificaciones genéticas, como la
multinacional Monsanto. Además las empresas no sobrepasan las 10 productoras de
arroz, por lo que no se puede generar una competencia.
Es
importante analizar esta problemática, desde diferentes puntos de vista, en
cuanto al aumento del salario mínimo el gobierno cada año incrementa en un 3 a
4% este y de igual manera suben los precios de la canasta familiar, los
servicios públicos, el transporte, la gasolina, entre otros, por lo que en si
la población no se ve beneficiada o aquellos que gozan de tener un empleo con
un salario mínimo, lo cual se refleja en un alto índice de pobreza en el país.
Desde enero de 2015 se vieron reflejadas las alzas en los precios de la canasta
familiar, pero el que más afectó la población fue el alto costo del arroz, para
mitigar esta situación el gobierno solicitó importar el arroz.
Sin
embargo se dieron oposiciones al coincidir que se afectaba la soberanía
alimentaria del país, ya que con la inclusión del producto extranjero podría
ocasionar la pérdida o desaparición de algunos de los productores, por la
desventaja en cuanto a los costos de producción, ya que en otros países
producir es más económico, de igual manera las semillas permitidas para sembrar
arroz son aquellas que han sufrido una modificación genética y solo sirven para
la producción una sola vez, por lo que se ha generado una dependencia de las
empresas como Monsanto, las cuales ajustan el precio a su acomodo sin tener en
cuenta al productor, ya que a estas empresas lo que les interesa es maximizar
sus ganancias.
Por lo
tanto se puede inferir que el costo de producir arroz en Colombia es elevado y
mientras no exista una forma de competencia tanto para productores como
vendedores, la situación no va a cambiar, por lo que es necesario que el
gobierno regule el precio de los fertilizantes que ingresan al país así mismo
de las semillas, que no permita que estas semillas ancestrales desaparezcan por
beneficiar a multinacionales que no les importa producir sino aumentar
ganancias.
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