Aldair Bolaños
Actualmente la situación
del campo Colombiano no es la mejor; cuando se firmó el TLC entre Colombia y
EEUU nuestro gobierno prometió que las exportaciones de nuestros productos
subirían, pero por el contrario estas han disminuido, esto ha afectado tanto que
hasta el café está siendo importado en grandes proporciones aun cuando somos
grandes productores de café: pero un problema que está llevando al campo
colombiano a su extinción es la patente de las semillas “certificadas” las
cuales son manejadas por el monopolio creado por las transnacionales que buscan
enriquecerse prohibiéndole a los agricultores con ayuda del gobierno a
seleccionar sus semillas para sembrarlas nuevamente, haciendo que los
campesinos se vean sometidos a comprarle las semillas “certificadas” a las
empresas cada vez que deseen sembrar.
El negocio de las
semillas “certificadas” consiste en hacerle mejoras a las semillas, acentuar la
característica especial, manipular genéticamente la semilla para hacerla
resistente a algunos patógenos o hacer que las semillas germinen en un menor
tiempo. Las semillas patentadas son el tercer negocio más rentable del mundo,
este monopolio lo manejan tres transnacionales MONSANTO, DUPONT Y SYNGENTA las
cuales manejan el 47% del mercado mundial
En Colombia de todas las
semillas “certificadas” solo en 8% lo han hecho empresas nacionales.
Cuando se firmó el TLC
una de las exigencias de EEUU fue que solo se sembraran semillas
“certificadas”, semillas de las cuales ellos mismo nos abastecen.
Un ejemplo de esta problemática
es con los arroceros en campoalegre Huila en donde las autoridades incautaron y
destruyeron más de 70 toneladas de arroz
que los agricultores habían seleccionado de sus mejores cosechas, además estos
campesinos fueron judicializados bajo el argumento de que están violando los
derechos de las empresas al piratear las semillas. Los estándares de calidad
que han impuesto para certificar semillas son muy altos los cuales los
campesinos no pueden cumplir, estos estándares fueron creados para que solo las
empresas grandes puedan cumplir ya que cuentan con los recursos necesarios
Las transnacionales que
manejan las semillas no solo venden semillas, sino que producen y comercializan
los productos que las semillas necesitan para dar fruto, estos productos son
incluidos en los paquetes que ellos manejan obligando prácticamente a que los
campesinos adquieran estos productos para poder desarrollar sus cultivos; una
semilla “certificada puede costar 2 o hasta 3 veces más que la semilla
seleccionada por el agricultor, las semillas son certificadas y garantizadas
por la empresa y por entes gubernamentales como el ICA, pero en todos los casos
no garantiza una buena producción, y ni la empresa ni los entes como el ICA
responden y brindan apoyo al agricultor por las pérdidas causadas por la
semilla que supuestamente es manipulada genéticamente para para brindar un
mayor rendimiento y evitar pérdidas.
La resolución que ha
afectado tanto a los campesinos en el tema de las semillas y que hasta
criminaliza a las personas que “piratean” las semillas es la resolución 9.70
que en pocas palabras solo las empresas certificadas pueden distribuir y
comercializar las semillas; esta resolución es solo una parte del TLC, el
tratado completo estaría condenando al campo colombiano, llevando a la quiebra
a los productores agrarios, con toda esta situación es muy común escuchar a los
campesinos decir que a ellos no los están desplazando las guerrillas ni grupos
armados, sino que los está haciendo el mismo gobierno al no darle garantías para
competir en un mercado justo para nuestros campesinos.
Es muy preocupante lo que pasa con las semillas y su monopolio por parte de multinacionales como MONSANTO, DUPONT Y SYNGENTA, donde las patentes son su forma de negocio adecuado para poder generar grandes ganancias económicas, ya que por cada vez que se use su producto hay que pagar su patente, aunque es una situación muy complicada y les dio muy duro a los arroceros en Colombia, es una excelente forma de generar un gran empresa, patentar productos para ser los únicos que los producen, y así lograr grandes ganancias, a la empresa a nivel mundial.
ResponderBorrarnuestras semillas son soberania de los pueblos, tan es asi que durante años ha sido tradicion en nuestra cultura la selección de las mismas para su siembra, manteniendo y sosteniendo a las familias colombianas; ahora leyes extrangeras vienen a decir que es mas que ilegal tratando de hacer ver al campesino como un criminal, un delincuente que puede atentar contra la vida del consumidor . El gobierno deberia ponerle mas interes al tema y garantizar al campesino su forma de vida; ayudar a mantener la cultura y el patrimonio nuestro, ademas de cuidar nuestra economia nuestra produccion
ResponderBorrarEs triste y lamentable ver que nuestros dirigentes, ciegos y codiciosos, optaron por proteger una docena de semillas extranjeras genéticamente modificadas antes que proteger el patrimonio de miles de semillas que habían sido descubiertas o adaptadas y nunca les contaron a los campesinos que esto les sucedería a menos de un año de la firma del TLC, ni los prepararon para la catástrofe.
ResponderBorrarY después pretendemos que haya paz en un país que deja a sus cultivadores en la inopia.